Sueños rotos · Artículo de Opinión

MARÍA TERESA RODRIGUEZ CABRERA Abogada del Ilustre Colegio de Abogados de Tenerife Dpto. Jurídico RTGC&ASOCIADOS

Por María Teresa Rodríguez Cabrera

Hoy es jueves, 10 de Junio de 2021, una fecha que no se olvidará fácilmente, para mí un jueves más que comienza a las 7’00am, con su agenda laboral y con su rutina diaria. Lo que no sabíamos es que se iba a convertir en un “jueves negro.” 

Hace ya unos meses que las noticias no son agradables, que la alegría no se palpa, que la música no suena en la calle, que los niños no corretean con sus chillidos en los parques, que estamos mal humorados, que hay malas respuestas, que hay más malos días que buenos. Que en el ambiente fluye tensión, que fluye rabia, que fluye tristeza y sobre todo fluye “muy mal rollo.”

Hace unos años que no se habla en buenos términos, que se crispa a una sociedad ya crispada por sí misma, que se divide en colores una sociedad luchadora y de principios; una sociedad que se ha vuelto fácil de comprar: un teléfono de última generación, un televisor de muchas pulgadas, un reloj, ropa… Lo material sobre la vida misma.

La educación, la formación y la empatía han dejado de ser prioritarios para ocupar su lugar, y entre otras, la prepotencia, la angustia, el sufrimiento, las lágrimas y la mala educación, que muchas veces se emborracha de aquellas cosas y situaciones más turbias, llegando a situaciones extremas como la guerra, la violencia, el maltrato, el asesinato, el suicidio, el homicidio, el parricidio, en fin, la muerte en sí misma.

En estos días después de tener conocimiento de la triste noticia de Olivia y Ana, se ha visto como la sociedad se ha crispado mucho más, es la suma de rabia y dolor.

Pero la realidad es que Canarias, en ese jueves negro,  estaba sumida en un silencio de un doble sepulcro, donde no habían palabras para identificar la barbarie cometida. El odio, el horror, el dolor, se contenía en la mirada de nuestros amigos, de nuestros familiares y de nuestros desconocidos.

No conocemos a Beatriz, no hemos conocido a sus hijas, ni tampoco hemos conocido su entorno familiar, sus circunstancias vividas con Tomás.

Pero, por desgracia, hemos conocido su dolor, su terror, y su angustia. Y hemos visto como se ha enfrentado a su mayor miedo, la muerte de sus hijas, y la ha enfrentado, con dolor, pero le ha mirado a los ojos y va a seguir luchando por ellas y por el resto de los niñ@s que sufren. Que su carta del día 13 de Junio NO se vaya en el olvido, que sean sus palabras la bandera de la igualdad y de defensa de los menores. Que su carta no sea tomada por letras que lidera un color de una bandera, y que tampoco de escaños políticos. Que sus palabras sean de defensa y de lucha por los intereses del menor.

La gente de la calle no entendemos y no comprendemos, por qué las normas siguen igual. Por qué no se protege a los seres vivos, a los más indefensos, a los intereses de los niños y niñas, por qué no se les escucha, y lo que se hace es hacer lo mejor que se cree conveniente y cerrar las puertas a sus palabras, a sus gritos.

Cuestiones aparte,  debemos dar un paso al frente, debemos ir más allá de esas normas que hay que cambiar, por ejemplo un código civil prácticamente obsoleto, un código penal bastante discutido, una ley de igualdad casi desigual, PERO sobre todo lo que hay que cambiar es la mentalidad de las mujeres y hombres de un mundo globalizado y sobre todo del siglo XXI.

Tenemos que avanzar como seres humanos, NO podemos ser esclavos de una sociedad donde impera una ley de sexos, para ver cuál tiene más poder, para poder copiar lo peor del otro sexo. No podemos ser esclavos de una sociedad donde se da como ejemplo “el hombre del siglo XIX”, por tener dos huevos pueden hacer lo que quieran, como quieran, tener el poder de  decidir y hablar por la mujer, el de mandar a callar, de prohibir a la mujer ir sin él para irse con los amigos o con amigas, el que prohíbe arreglarse a una mujer. No pueden creerse ser gallos de un gallinero, donde todas son para él. En fin, no pueden matar a una mujer o a unos niños indefensos.

Que recuerden que tienen una madre, y que pueden tener una hija. ¿Quieren que sus hijas sean esclavas de un hombre así?  ¿Hijas Maltratadas? O quieren que sean iguales hombres y mujeres, que sean respetadas y queridas.

Pero tampoco podemos querer en nuestra sociedad las mujeres “del siglo XIX”, esa mujer que clasifica a la mujer que es independiente, la mujer que critica que otra mujer se vaya con amigos, la que critica la forma de vestir, no quiero a la mujer que ejemplifica y educa en ese machismo, la que es permisiva al mal trato del hombre, permisiva a que es el hombre quién puede llegar tarde a casa como le da la gana, a la que critica que puede tener amigas, esa mujer que critica quien puede tomar esa última cerveza es un hombre y no una mujer. Esa mujer insulta lo que mi bisabuela empezó a construir en 1893 o lo que mis abuelas lucharon, y lo que mi madre sacrificó para que su hija hoy tenga: formación, para ser igual ante los hombres y ante las mujeres. Formación para valerme por mi misma, sin necesidad que ni un hombre ni una mujer me mantenga.

Y mis padres me dieron alas con esa formación, para ser libres, para ir donde quiera, con quien quiera, y sobre todo para no poner la mano sino decir adiós.

La mujer y el hombre del Siglo XXI deben no tener miedo a salir en la calle a cualquier hora, no tienen por qué tener miedo a querer, amar y desear; NO pueden tener miedo a realizarse como personas y ser felices. No podemos juzgar a quienes quieren rehacer sus vidas y ser felices, porque y ¿si no somos felices?, estamos muertos en vida.

No pueden tener miedo a la hora de decir “no quiero”, deben ser libres para vivir, libres para ser felices, libres para educar a sus hij@s en la libertad y en esa filosofía de la vida que se llama felicidad. Libres y sin miedo para decir que no somos propiedades de unos y de otros, no somos posesiones, porque somos seres iguales que nos complementamos. Porque somos libres, y que bonita es la libertad.

Me representan hombres y mujeres unidos, diciendo ni uno más, ni una más; me representan los hombres y mujeres que luchan por la educación no sexista entre los niños, porque los niños sean felices, y porque tengamos una sociedad mejor, sin lágrimas. Me representan los que ayudan a esos niños, para que luchen por sus ilusiones, por sus “Quijotes”, que su espada sea el lápiz y sus mayores molinos sean “alternativas de elección del futuro”.  

No me representa el grupo político que desarrolla una política basada en el dolor, en herir, en buscar ese dolor, y en hacer como triunfos las mayores barbaries que un ser humano puede cometer, no me representa la publicidad engañosa. 

En los últimos meses, se ha abierto una guerra de sexos implantando vocales inexistentes, es más, hasta el punto que son payasadas en un mundo de alarma mundial ante una crisis brutal que se nos avecina o en la que estamos inmersos. Pero hay que darle opio al pueblo, porque el pueblo entretenido, ya saben, los políticos harán lo que quieran, doblegará al pueblo. Entonces nos inventamos que ya no es solo niño, niña sino niñe.

Todo el mundo se identifica con un sexo, y me da igual que les guste los hombres, las mujeres, que cada persona sea lo que quiera ser,  pero que sean felices, y si son 4 o 5 mejor, si es que ya está todo inventado amigos míos, recuerden Roma, Grecia y el pueblo Egipcio. Si el tema era el poliamor, pero sin tener a first day, Sálvame o Supervivientes.

Bien somos ignorantes, mientras el “poli” ya está inventado, seguimos intentado ser pioneros en algo, todo ya está inventado.

Si se quieren cambiar de sexo, respetable y que lo hagan. Porque debe ser así, se le debe facilitar ese camino, instruirles, no criminalizarles o utilizarles por unos escaños políticos.  

Pero no podemos seguir a nivel político siendo realmente “gilipollas” (con perdón de la expresión y si alguien se ofende por la misma, mil disculpas), no podemos ser el hazme reír de Europa, que hay que dar un puñetazo sobre la mesa y decir basta ya.

Que no me puede decir una ministra que lo que importa es quien va a planchar,  cuando se le pregunta “la energía eléctrica está cara y por qué ponen la reducción de la misma a las 3’00h.am, que si es para reírse del pueblo”, y la contesta de una ministra es la siguiente “que lo que importa es quien va a planchar”.

Pues sinceramente me toca la moral, no me interesa quién va a planchar, le estoy preguntando que cómo es posible que el suministro eléctrico esté económico a las 4’00h am., y no a las 18’00h. Que tengo que lavar, hacer de comer y pasar la aspiradora, Señora Ministra.

Todo ello es un cúmulo de situaciones que ha dado lugar a noticias como las del sábado día 12 de junio, una señora graba a un vehículo con un hombre que le ha hecho una maniobra. En fin, no voy a entrar en el debate de este video, pero no le doy la razón a la señora, porque iban menores en un vehículo, que se saltó las normas del buen hacer en la carretera. Que locos, borrachos, camicaces hay en la carretera todos los días. Pero debemos ser consecuentes con qué debemos hacer y lo que se hizo por parte de la Señora, no es lo mejor.

Pero esa señora lo hizo probablemente, por el malestar social que se ha creado, por la crispación social y mediática que hay en estos días. Y sobre todo con voces feroces que ponen a los hombres en el circo romano, en eses gran coliseo. Todos son iguales, según Doña Irene Montero, pues no, tuve un padre que no lo comparo con esos señores que matan a mujeres; tengo un hermano que lleva a sus hijos todos los días a la escuela mientras su mujer tiene horario laboral, y eso implica darle el desayuno a sus hijos, vestirlos, levantarlos, etc…

El hombre no es el diablo, ni la mujer es una santa, y lo digo bien en alto, porque todos saben la noticia de estos días donde una madre mató a su hijo para lastimar a su padre de por vida. Pero eso no vende votos políticos, eso no interesa porque entonces no habría subvenciones ni ayudas para los diferentes colectivos. Esto no interesa y por tanto Doña Irene Montero, tampoco dice nada al respecto, no interesa.

Ayer día 13 nos despertamos con la noticia que había habido un homicidio en Motril y que posiblemente fuera violencia de género, enseguida todos los medios de comunicación acusaron al marido de la víctima. Pues hoy día 14 ya comunicaron que la señora falleció por muerte natural, y que su marido llamó para decir que había fallecido. Tampoco interesa pedir perdón, decir lo sentimos, tampoco vende.

Todo ello, lo digo a nivel general, cada caso hay que estudiarlo independientemente. No podemos confundir los términos, ni hacer de la rabia nuestro látigo particular. No hay dos divorcios iguales, tampoco hay dos homicidios idénticos. Y los casos de malos tratos hay que verlos desde el minuto uno de oficio o no, pero hay que verlos desde el primer momento y actuar.

Si tenemos que decir que efectivamente hay muchos más casos de hombres que torturan a las mujeres, y que hay una gran brecha machista pero dicha brecha en muchos casos es alentada por esas mujeres de mentalidad del Siglo XIX.

Cuántos hombres hay que maltratan a su pareja gay, cuantas mujeres hay que maltratan a sus parejas mujeres. Hemos hecho los porcentajes. Cuántos niños son maltratados por sus madres y por sus padres. Cuántos hijos maltratan a sus padres o sus abuelos. ¿Hemos hecho también los porcentajes?

En conclusión, Hombres y Mujeres, denuncien los casos de violencia de género, de violencia, cualquier acto sospechoso denuncien, que ningún cuerpo de seguridad les diga que NO recoge la denuncia, que hagan su trabajo. Y luego los Jueces decidirán qué hacer. Que hacen el trabajo, que son PROFESIONALES

No tengan vergüenza de por tener dinero, de ser pobre, del qué dirán, de que soy un hombre, de que soy una mujer, de qué me conocen, qué dirá mi familia, soy el /la culpable. No lo volverá hacer, perdonaré la situación. A todas ellas digan NO.

Llamen a su abogad@, a un abogad@, pidan un abogad@ de oficio, pidan ayuda a vuestro vecino, a su madre, a su padre, a su hermano, a su amigo, a su amiga, a quien quieran, pero pidan ayuda. AYUDA.

“Y RECUERDEN NO TENGAN MIEDO, EL MIEDO SE ENFRENTA, SE AFRONTA Y LO QUE HABLE EL VECINO, SE HUNTAN LA ESPALDA CON ACEITE, HASTA DONDE DEJE SERLO Y LES RESBALA.“  

Que pasemos de la mentalidad del S. XIX a la del S. XXI, a la velocidad de la luz y no a nivel caracol.

Comenzamos hablando de una situación que no entra en “la cabeza” el parricidio, el delito vicario, pero no podemos continuar crispando a una sociedad cada vez más crispada por las noticias; no podemos continuar utilizando un procedimiento judicial para los intereses, o hacer mediático un asunto judicializado o de secreto de sumario, por un puñado de espectadores. Porque entre esos espectadores hay mujeres y hombres enfermos, que harán daño con la información. Y harán daño a los más cercanos.  Hay que respetar el trabajo de los profesionales, de todos y cada uno de los profesionales;  y sobre todo vamos a quedarnos con las palabras de Beatriz, esa madre que quiso Tomás enterrar en vida pero que el mar le ha devuelto las ganas de luchar por sus ideales, por sus principios, por la vida, por sus dos hijas Olivia y Anna.

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